domingo, 22 de marzo de 2015

LA FILA

 El supo habitar muchos años en una casa cercana al zoológico. Patio al fondo, con parrillero. Muro medianero cubierto por densa enredadora. Espacio chico pero acogedor lugar para reuniones con pocos amigos, mientras  las brasas le ponían prisa al asado y el vino ubicaba  temas en la charla. Aquel sábado de verano  se planteaba la acostumbrada reunión semanal;  todo ya estaba a punto y en la espera. Ingredientes para la picada, carne, el adobo, el vino y la leña…era la mañana aún  muy joven… a poco rato del amanecer. Pero antes de que llegaran los amigos, tenía previsto realizar un trabajito en el patio.

A lo largo del muro vecinal había un espacio de tierra. De baldosas era  el resto del piso. En el extremo junto a la parrilla, emergía el pié de la enredadera. La tierra originaba suciedad a causa de lluvias o vientos y la idea era cubrir con cemento la tierra, dejando un espacio pequeño que permitiera irrigar la planta. Había comprado portland y unos  baldes de arena. Nivelo la tierra. La apisonó con un artefacto que prestó el vecino. Puso un plástico sobre las baldosas, hizo la mezcla, que extendió y con una madera, la niveló.  En eso  el timbre. ..Ahí está Pepe pensó...  no falla… siempre es el primero en llegar…y era él…

“Este vino casero me lo trajeron ayer…verás que lujo…” dijo Pepe luego del saludo, acercando la botella. Rumbo al fondo, pusieron manos a la obra. Al rato la picada quedó a punto… bancos, mesa, el toldo, vasos  en cada lugar… llamitas recordando a la leña un cercano destino de brasas mientras  ella desde la cocina anuncia un postre…”de película…”  Al rato están todos, siete en total más Don Zitarrosa de fondo. El tiempo consume la tarde y con el atardecer…los dos… cansados... con los vinos… el asado, el calor…”me recostaré un rato…” dice ella…él en un perezoso queda en el patio…El sueño no tardó en llegar y despierta cuando agonizaba el día.

Lo primero que hizo fue observar la obra sobre la tierra y le sorprende algo como una manchita negra en medio del cemento aun fresco, desde donde parte una línea blanca hacia la enredadera. Realmente quedó intrigado por aquello. Enciende la luz y se inclina sobre el cemento aun sin fraguar. ¿La mancha? un pequeño agujerito abierto, del que salen pequeñas hormigas negras, cargando una diminuta pelotita cada una. Esa fila india era la línea blanca  que se perdía en la enredadera. Lo comprende y una enorme emoción lo invade. Bajo la tierra había un  hormiguero. El cemento que la cubrió prendió la alarma. Quedarse era la muerte. Había que salvar las crías.

Wimpi decía  que:”cada latido es un milagro…” Hemos oído o leído sin recordar donde que…”el mayor de los misterios no descifrados es eso que llamamos vida…” que vale para una planta, una hormiga o el muy engreído espécimen que resulta ser el  humano… y vale por cierto para lo ocurrido en la tierra bajo el cemento. ¿Como se percibió el peligro…y que había que salir de allí? ¿Como que debían abrir una ruta de escape y que la prioridad de cada una era salvar las crías? ¿Cómo que el rumbo de la fila era ese? pues del otro lado del muro, el vecino tenía un amplio jardín. ¿Como sabían que allí podrían empezar de nuevo? ¿Cómo pasó todo lo que pasó…?


Félix Duarte

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