En dos
apuntes anteriores, había una especie de modesto homenaje a un uruguayo y a una
obra, que están ya en la Historia de este país. Recogían un par de anécdotas,
de las muchas, con Eduardo Galeano, con quien supimos compartir dos años de
trabajo en un Banco, al que él llego, a comienzos de 1957, recién cumplidos los
17 años de lo que sería una prolífica y
plena vida, orgullo del Uruguay. A los dos apuntes agregamos el presente, con
el que se completa nuestro propósito. Esto ocurrió en los primeros meses de
1959, luego de rendir la prueba finalizando su pasantía, una vez cumplidos los
18 años.
Una vez
confirmado en su trabajo, Galeano se afilió al sindicato bancario (AEBU).Nosotros
teníamos actividades diarias allí, después de la jornada laboral, editando un
periódico tabloide quincenal. Muchas veces Eduardo era un activo compañero en
aquellas tareas, que eran sus experiencias nuevas, en algo que se percibía en
él, casi como ansia vital: su curiosidad insaciable en el vivir diario de la
gente o algo así. Además aquellos tiempos anunciaban ya lo que sería una década
de efervescencia social, política, sindical como fue la de los años 60. En el 68
nace la CNT. La realidad del país sufre el “pachecato”.
Al inicio
de la década de los ’70 aparece el Frente Amplio y dos años después
el Golpe
Militar. Cae una negra noche que aquí dura hasta los ’85 y que asola a casi
toda América Latina. Volviendo a los comienzos de 1959, había un largo conflicto bancario, que no venía muy bien. Había desgaste en el gremio. Si o si había que buscar una salida. Para eso se convoca una Asamblea en el local del Platense. Lleno total y gente en la calle. Consejo del Sindicato trabajó la noche anterior hasta el amanecer, en la moción a proponer a la Asamblea. La situación era que algo quedaba en el camino… y que algo se conseguía...
toda América Latina. Volviendo a los comienzos de 1959, había un largo conflicto bancario, que no venía muy bien. Había desgaste en el gremio. Si o si había que buscar una salida. Para eso se convoca una Asamblea en el local del Platense. Lleno total y gente en la calle. Consejo del Sindicato trabajó la noche anterior hasta el amanecer, en la moción a proponer a la Asamblea. La situación era que algo quedaba en el camino… y que algo se conseguía...
El grupo de
nuestra Agencia, menos el Gerente que no era afiliado, estábamos juntos. No se
hablaba mucho. Existía gran nerviosismo. Corría la voz que esa noche, Patronal
y Gobierno sacaban aviso en TV, dando plazo hasta el día siguiente para
reintegrarse. Eso o esperar telegrama del despido. Con el local al tope, en el
estrado acomodaban para iniciar. En eso traen un pizarrón, en el que escritos
con tiza, los anotados para el debate. ¿A quién vemos allí? A Eduardo Hughes
Galeano. Quedamos fríos y a coro nos salió un ¡¡¿Tu te has anotado?!! –“Es
claro, porque yo tengo algo que decir…” Todos en silencio…
Se inicia
la asamblea con el habitual informe de los dirigentes del Consejo. Los anotados
para hablar no eran muchos, serian unos diez y nuestro Galeano por la mitad de
la lista. Le toca, se levanta y enfila al micrófono. En eso, desde el centro de
la multitud se oye un grito-alarido: ¡¡Vo, guri…¿no tenias clase hoy o no te dejaron
entrar…?!!! Y estalló una carcajada infernal… Nos corrió un frio por la
columna, cerramos los ojos y pensamos…creo que todos…”a este hoy lo sacamos en
camilla…” y lo miramos…iba por la mitad del camino…no había un detalle que
moviera su calma. Bajó la altura del micrófono y como si tal cosa…
Abrir los
ojos y mirarlo y ver aquella calma mientras seguía el bullicio, creo que nos
daban ganas de gritar que se callaran y escucharan. Pero no fue necesario. Dos
minutos y había silencio. Nueva sorpresa. ¿Se entiende esto después de cómo lo
recibieron.? Debe haber hablado algo como diez minutos. Se da vuelta y deja un
papel en el estrado. Al volver le preguntamos que había dejado. “Les deje un
moción mía para votar.” Otra sorpresa. Habla uno más de la lista del pizarrón y alguien del público plantea una moción de
orden. Pide cerrar la lista de oradores y pasar a votar. Cerrado aplauso da por
aprobada la propuesta.
Para
decidir había dos mociones. Votan la del Consejo. Multitud a favor. Votan la de
Galeano y se ve otra multitud casi igual a favor. Vieron que para definir
aquello había que separar a la gente en dos bandos y contarlos. Se decide pedir
un cuarto intermedio. Llaman a Galeano a la trastienda y se hace lo que se
llama una “refrita”. Conformar una moción a partir de las dos. Y sucede así. Se
reinicia la asamblea planteando una “moción conjunta”. Al costado del estrado
esta Galeano esperando la votación. Desde donde estábamos, ahí si contrastaba su
menuda estampa de niño grande... Cerrado aplauso de pie consagra la moción: “Aprobada
por unanimidad”. En eso llega Eduardo y soporta abrazos y besos de las dos
compañeras del grupo. Afuera, cuando salíamos, muchos se acercaban a felicitarlo. Fue algo así
como el hombre del día… al que nosotros ya queríamos mucho...
Félix
Duarte
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